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Infección no curada: secuelas que pueden afectar tu salud

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Qué pasa cuando una infección no se cura bien

Una infección no curada puede parecer leve, pero cuando el tratamiento se interrumpe o no se realiza correctamente, puede dejar secuelas importantes.
Las bacterias o virus que permanecen activos en el cuerpo pueden causar inflamación crónica, dañar órganos o propagarse a otras partes del organismo.

Finalizar el tratamiento y realizar los controles médicos indicados son pasos esenciales para evitar complicaciones.

Causas más comunes de una infección no curada

Las infecciones pueden persistir por varias razones. Las más frecuentes son:

  • Suspender los antibióticos antes de tiempo.
  • Automedicarse o usar dosis incorrectas.
  • Diagnóstico incompleto o tardío.
  • Bacterias resistentes a los medicamentos.
  • Sistema inmunológico débil.
  • Falta de seguimiento médico.

Cuando una infección no curada se mantiene en el tiempo, puede transformarse en un problema crónico.

Secuelas más frecuentes de una infección no curada

Las consecuencias de una infección no curada varían según el tipo de agente y el órgano afectado. Estas son algunas de las más comunes:

1. Daños en órganos internos

Infecciones respiratorias, urinarias o dentales pueden extenderse y causar daño en pulmones, riñones o corazón. Una faringitis bacteriana mal tratada, por ejemplo, puede generar fiebre reumática.

2. Inflamación persistente

El cuerpo intenta defenderse del microorganismo restante, generando inflamación prolongada que puede afectar articulaciones o tejidos.

3. Formación de abscesos

Una infección no curada puede encapsularse formando un absceso, una acumulación de pus que necesita drenaje médico.

4. Propagación a la sangre

En casos graves, la infección puede pasar al torrente sanguíneo, provocando sepsis, una complicación potencialmente mortal.

5. Resistencia bacteriana

No completar los tratamientos antibióticos favorece la aparición de bacterias resistentes, que luego no responden a los fármacos convencionales.

Tipos de infecciones que pueden dejar secuelas

  • Infecciones urinarias: pueden llegar a los riñones (pielonefritis).
  • Infecciones respiratorias: podrían causar bronquitis crónica o daño pulmonar.
  • Infecciones dentales: se extienden a huesos o tejidos faciales.
  • Infecciones cutáneas: mal tratadas, generan celulitis o cicatrices profundas.
  • Infecciones intestinales: alteran la flora bacteriana y el sistema digestivo.

Cada tipo de infección requiere atención médica específica y seguimiento hasta su completa resolución.

Cómo prevenir las secuelas de una infección no curada

Evitar complicaciones depende de hábitos simples pero importantes:

  • Completar siempre los tratamientos indicados.
  • No automedicarse ni modificar las dosis.
  • Acudir al control médico posterior a la infección.
  • Mantener buena hidratación y descanso.
  • Fortalecer el sistema inmunológico con alimentación saludable.

Una atención oportuna y disciplinada reduce el riesgo de que una infección deje secuelas duraderas.

Señales de alarma que indican una infección persistente

Buscá atención médica si después de un tratamiento observás:

  • Fiebre que regresa o no desaparece.
  • Dolor o inflamación localizada.
  • Cansancio prolongado.
  • Cambios en la piel, orina o respiración.

Estos síntomas pueden indicar que la infección no curada sigue activa en el organismo y requiere evaluación profesional.

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